La Brotación es un proceso rítmico, y en nuestras condiciones climáticas, se da en tres etapas muy definidas: primavera, verano y otoño.

La brotación de primavera es la que aporta las flores útiles a la cosecha, se origina sobre ramas desarrolladas el año anterior; ocasionalmente existe desarrollo de yemas adventicias de mayor edad. De entre ellas, la madera de otoño es la que brota más precozmente, en mayor proporción y produce brotes más largos, seguida de la de verano y ésta de la de primavera del año anterior.

Las brotaciones de principios y finales de verano solo presentan un crecimiento vegetativo y muy excepcionalmente flores que dan lugar a frutos comercialmente inaceptables.

Los brotes que surgen en primavera se clasifican de acuerdo con el número de hojas y flores que llevan. Los brotes multiflorales sin hojas reciben el nombre de ramos de flor, y los que llevan varias hojas, brotes mixtos: los uniflorales sin hojas se denominan flores solitarias y con hojas, brotes campaneros; finalmente, los brotes que solo llevan hojas se llaman brotes vegetativos.

Las condiciones ambientales no solo determinan la época de brotación, sino que son también responsables, en gran medida, de la intensidad y distribución de las flores. Aspectos como las bajas temperaturas, déficit hídrico y la luz, son algunos de los requisitos para que ésta tenga lugar.

Fuente: Citricultura de M.Agustí