La recolección de los cítricos se hace a mano, con la ayuda de las tijeras, y supone, en la actualidad el 25% de los costes de producción y emplea más del 50% de la mano de obra requerida en el cultivo. Su mecanización se ha intentado, pero sin resultados prácticos rentables.

El aspecto más crítico de la recolección es la determinación del momento óptimo. Ésta debe efectuarse cuando la maduración interna y la coloración sean las adecuadas.

No se debe recolectar el fruto húmedo por la presencia de niebla, ya que se puede desarrollar un proceso rápido de senescencia de la corteza, que es, además, más sensible al manipulado, y aumenta la probabilidad de infecciones fúngicas. Las lluvia, sin embargo, no confiere el mismo comportamiento pero, aunque el fruto se seca con facilidad y, en general, no se deteriora, debe evitarse también su recolección cuando está mojado.

Fuente: Citricultura de M.Agustí